«No tengas miedo», le susurré.
«Somos como una sola persona».
De pronto me abrumó
la realidad de mis palabras.
Ese momento era tan perfecto, tan auténtico.
No dejaba lugar a dudas.
Me rodeó con los brazos,
me estrechó contra él
y hasta la última de mis terminaciones nerviosas cobró vida propia.
«Para siempre», concluyó.
Te quedas sin opciones cuando amas a tu potencial asesino. ¿Acaso es posible huir o luchar si eso causa un grave perjuicio a quien quieres? Si la vida es cuanto puedes darle y de verdad le amas por encima de todo, ¿por qué no entregarla?
Ahora que Bella ha tomado una decisión, una inesperada cadena de acontecimientos está a punto de desatarse, con consecuencias inimaginables y potencialmente devastadoras.