Pocos textos, en la literatura mexicana de imaginación, tienen la belleza y la expresividad de este relato, Aura, en que los procedimientos de la ficción están llevados a sus últimas consecuencias. Las imágenes del sueño alteran la realidad o la realidad se ve contaminada por el sueño.
El hecho es que Carlos Fuentes, dueño de todos sus recursos, empleando una nueva, eficaz técnica literaria, ha dado aliento a una atmósfera de sombras y ecos donde está manifiesto el tema de la verdadera identidad, y el amor vuelve a unirse, por encima del tiempo, a través del mal y de la muerte.
Aura es más que una intensa historia de fantasmas: es una lúcida y alucinada exploración de lo sobrenatural, un encuentro de esa vaga frontera entre la irrealidad y lo tangible, esa zona del arte donde el horror engendra la hermosura.