Historias Blancas de un Hombre de Izquierda

La postura política y filosófica actual de José Mujica es el resultado de un proceso personal que comprende la maduración de su doctrina y que tiene origen, en algunos aspectos, en las ideas centrales de lo que fueron los blancos.

Esa noción cercana a los valores y a la concepción americanista de Herrera, especialmente la idea de lo político, incidió en los comienzos del accionar del hoy presidente de la República. En cambio, sus posiciones sufrieron un agudo viraje un tiempo antes de incorporarse al Movimiento de Liberación Nacional‐ Tupamaros.

“Historias blancas de un hombre de izquierda” es el reconocimiento propio y ajeno del pasaje del protagonista por el Herrerismo popular acompañando al extinto senador Enrique Erro. A través de largos diálogos, Pepe Mujica reconstruye cómo se forja su ideario, sintetizando lo mejor de las corrientes progresistas de los partidos fundacionales, con la visión solidaria de las perspectivas tradicionales de la izquierda frenteamplista.

Con una impronta personal muy singular, fundamentada en parte por la diversidad de su formación política, ha coadyuvado para obtener logros históricos durante su presidencia. Ese modo de gobernar permitió, en algunos casos, unificar posturas entre todos los partidos y lograr, por ejemplo, la patente única de rodados o la Universidad Tecnológica. Estos y otros emprendimientos le valieron la simpatía de los intendentes del Partido Nacional. Algunos de los actuales dirigentes de esa colectividad reconocen, para este trabajo, dotes en Mujica de caudillo blanco, al igual que Luis Alberto de Herrera o Wilson Ferreira Aldunate; el “Herrera progresista”, como lo denominó uno de los intendentes consultados.
Pero, si bien se sabe que el protagonista mantiene posturas emparentadas al viejo Partido Nacional, el propio Mujica elimina los mitos y cualquier tipo de conjetura afirmando quesiempre fue un hombre de izquierda y, por lo tanto, patrimonio del Frente Amplio.

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