Chicos y asesinos (1920), que reúne dos relatos, fue la obra que dio a conocer a Hermann Ungar. En palabras de Thomas Mann, «la atmósfera de los primeros relatos de Hermann Ungar, a la cual contribuye poderosamente una forma a un tiempo tierna y cruel de ver y hacer ver lo humano, deja traslucirse la influencia rusa: en estos textos, como en otros, se manifiesta la impronta de Dostoievski sobre la juventud europea de los años veinte. Una impronta que, en este caso, no hace sino subrayar los rasgos específicamente alemanes, pero también, y ante todo, la profunda originalidad de este escritor... No podemos menos de reconocer, en el efecto que el escrito produce, en la huella indeleble que ha dejado en los otros, que contiene una grandeza, una belleza y un poderío que inicialmente no sospechábamos».
Romance