Pertenece Esteban Echeverría al llamado grupo intelectual de 1847, que pensó y sentó las "bases" de la incipiente sociedad argentina. Tras una adolescencia bohemia y después de conocer un París que le deslumbra, pero que también le hace volver los ojos hacia su propia realidad nacional, escribe "El matadero" y "La cautiva". El éxito y la gran acogida que mereció esta última por parte de los intelectuales y la crítica se debe, fundamentalmente, a que es una obra comprometida con el medio social en el que surge y cuya renovación formal intenta adecuarse a la realidad que describe. "El matadero" se anticipa en cierto modo a su época y desarrolla líneas que seguirá después la literatura argentina hasta nuestros días. La elección audaz de un ambiente marginal ignorado por sus contemporáneos contribuyó probablemente a un éxito que la ha llevado a ocupar un lugar por encima de la "historia de la literatura" y dentro de la "propia literatura".